En cunas de esmeraldas,
de esta fuente
aljófar nace o fugitiva plata,
cuyas márgenes claras no dilata
en cuanto su cristal adoleciente;
en undosa después firma creciente, 5
que de grillos de hielo se desata
sin llegar donde muere, nunca mata
la fatiga y la sed de su corriente.
¡Oh retrato, oh
espejo de la vida,
que en vanas plumas de sus fines
vuela, 10
más engañada y menos
advertida,
a donde la razón no se rebela,
siguiendo una lección apetecida
por quien ha de morir, por quien anhela!