Literatura Española del Siglo XVI

3.3.- La Ascética y la mística

3.3.1.- Fray Luis de León

3.3.1.3.- Obra poética

Traducción del Cantar de los Cantares en octava rima [Fragmentos]

[El texto en verso de Fray Luis de León, a la izquierda, está acompañado a la derecha por la traducción de Casiodoro de Reina que aparece en La Biblia del Oso (Basilea, 1569; es llamada así por el grabado de un oso que aparece al comienzo y que puedes ver abajo). Su fecha de publicación coincide aproximadamente con la obra de Fray Luis. Aunque éste utilizó el texto hebreo (por ello fue encarcelado en 1572) y no conoció esta edición, que es la primera traducción al castellano de la Biblia, protestante pero completa, el texto de Reina, rigurosamente fiel al original hebreo por razones religiosas, puede darte una idea de la exactitud de la traducción de Fray Luis, y también el ornato que añade aloriginal]

J.S. Crompton (1853-1916):
¿Quién es esta, que sube recostada
del desierto, y echada la su mano
sobre su amado tiene, y delicada? (VIII-5)

ESPOSA
Bésame con su boca a mí el mi amado. [1]
Son mas dulces, que el vino tus amores:
tu nombre es suave olor bien derramado, [2]
y no hay olor, que iguale tus olores;
por eso las doncellas te han amado,
conociendo tus gracias, y dulzores.
llévame en pos de ti, y correremos: [3]
no temas, que jamás nos cansaremos.
Mi Rey en su retrete me ha metido,
donde juntos los dos nos holgaremos:
no habrá allí descuido, no habrá olvido;
los tus dulces amores cantaremos.
En ti se ocupará todo sentido,
de ti, por ti, en ti nos gozaremos:
que siendo sin igual tu hermosura,
a ti solo amará toda dulzura.
Morena soy, mas bella en lo escondido, [5][S.Juan, estr. 25,v.121 y ss.]
o hijas de Sión, y muy hermosa;
porque allí en lo interior no ha podido
hacerme daño el sol, ni empecer cosa.

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[ESPOSA]

2 ¡Oh!, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
3 Por el olor de tus suaves ungüentos (Ungüento derramado es tu nombre), por eso las doncellas te amaron.
4 Atráeme en pos de ti, correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos en ti; acordarémonos de tus amores más que del vino. Los rectos te aman.
5 Morena soy, oh hijas de Jerusalén, mas codiciable; como las cabañas de Cedar, como las tiendas de Salomón.
6 No miréis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, me hicieron guarda de viñas; y mi viña, que era mía, no guardé.

ESPOSO
¡Oh cómo eres hermosa, amiga mía!
¡oh cómo eres muy bella, y muy graciosa!
tus ojos de paloma en la alegría.
ESPOSA
Oh dulce Esposo mío: y que no hay cosa
que iguale a tu belleza, y gallardía:
no hay cosa acá en la tierra ansí olorosa.
nuestro lecho es florido, y la morada, [S. Juan, estr.16, v. 76 y ss.]
de cedro y de cipres está labrada.

Capítulo II
ESPOSA
Yo soy rosa del campo muy hermosa,
y azucena del valle muy preciada.
ESPOSO
Cual entre las espinas es la rosa,
tal entre las doncellas es mi amada.
ESPOSA
Como es ver un manzano, extraña cosa,
entre robles y encinas, estimada;
tal es a mí la vista de mi Esposo,
que entre todos los hijos es gracioso.
Debajo de su sombra he deseado
sentarme; y me asenté, y ansí he cogido
la hermosa, y dulce fructa, que él me ha dado;
la cual por su dulzor bien me ha sabido.
A la casa del vino me ha llevado,
y el su divino amor allí he sentido:
cercadme de manzanas, y de olores,
que herida, y muy enferma estoy de amores.
La mano de mi Amor izquierda quiero [S. Juan, estr.28, v.136 y ss.]
para me reclinar, y esto me place.
¡Presto! No se detenga, que me muero.
Y con la su derecha que me abrace.
ESPOSO
¡Oh, hijas de Sión! de aquí os requiero [S. Juan, estr.31, v. 151 y ss.]
por cabra y corzo, que en el monte pace.
No despertéis mi amada, que ya duerme,
hasta que ella de suyo se recuerde.
ESPOSA
Voz de mi amado: vedle cómo viene, [S. Juan, estr.5, v. 21 y ss.]
los montes y el collado atravancando:
ninguna sierra, o monte le detiene,
las cabras, y los corzos semejando;
vedle como se allega, y se detiene.
Detrás de mi pared está acechando.
¿No veis cómo se asoma al agujero,
y se quita, y se pone muy ligero?
Hablado me ha el mi amado, y mi querido:

"Levántate del lecho, amiga mía,
vente conmigo, que el invierno es ido,
y las flores nos muestran ya alegría.
El campo está muy bello y muy florido,
y el tiempo del podar se descubría;
voz de la tortolilla ha ya sonado, [S. Juan, estr.34, v.168]
despierta con su voz nuestro cuidado.
La higuera muestra ya el fruto sabroso;
las viñas, que florecen, dan su olor;
levántate, que el tiempo es deleitoso,
y ven, paloma mía, ven, mi amor.
Gocemos deste campo tan hermoso; [S. Juan, estr.37, v.181 y ss.]
que en esas peñas de mayor altor,
en unos agujeros esscondidos
haremos nuestro albergue, y nuestros nidos.
Descúbreme tu vista amable y bella,
muéstrame tus facciones tan hermosas,
suene tu voz suave, hermosa estrella".
ESPOSA
Cazadme, dixe yo, aquellas raposas, [S. Juan, estr.26, v.126 y ss.]
las raposas pequeñas que gran mella
hacen en mi viña las rabiosas.
A todas las matad o haced que huyan,
antes que la mi viña me destruyan.
Mío es el Esposo, mío, y muy amado;
y yo soy toda suya, y él me quiere:
de Aquel, que entre las flores su ganado
apacienta, seré mientras viviere.
Cuando las sombras huyan por el prado,
vernaste, Amor, a mí, si te pluguiere,
como la cabra, o corzo bien ligero,
saltando por los montes, que te espero.
Capítulo III
ESPOSA
En mi lecho en las noches he buscado [[S. Juan, estr.1, v.1 y ss.]
al que mi alma adora, y no le hallando,
tornéle a buscar con mayor cuidado,
y saltando del lecho sospirando,
entré por la ciudad, y he rodeado
las plazas y las calles caminando.
De tanto caminar cansada estaba,
mas nunca pude hallar al que buscaba.
Halláronme las guardas, que rondando [S. Juan, estr.2,v. 6 y ss.]
andaban la ciudad en noche oscura;
y yo acerquéme a ellas preguntando,
¿habéis visto a mi amado por ventura?
y desque un poco dellas alejando
me voy, hallé el mi amor y mi hermosura:
túvelo yo abrazado, y bien asido,
y en casa de mi madre lo he metido.
O hijas de Sión, yo os ruego, y pido [S. Juan, estr.32, v. 156 y ss.]
por las cabras y el ciervo y el venado,
no hagáis bullicio alguno, ni ruïdo,
porque no despertéis mi dulce amado,
que sobre el lecho mío se ha dormido;
esperad que él despierte de su grado:
juntaos aquí conmigo, y velaremos,
y este su sueño dulce guardaremos.

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[ESPOSO]

15 He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía; he aquí que eres hermosa; tus ojos de paloma.

[ESPOSA]
16 He aquí que tú eres hermoso, oh amado mío, y suave; nuestro lecho también florido.
17 Las vigas de nuestras casas son de cedro, y de hayas los artesonados.


CAPÍTULO 2


[ESPOSA]

1 Yo soy el Lirio del campo (de Sarón), y la rosa de los valles.

[ESPOSO]
2 Como el lirio entre las espinas, así es mi amiga entre las doncellas.

[ESPOSA]
3 Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los hijos; bajo su sombra deseé sentarme, y su fruto fue dulce en mi paladar.
4 Me llevó a la cámara del vino, y puso su bandera de amor sobre mí.
5 Sustentadme con frascos de vino, esforzadme con manzanas; porque estoy enferma de amor.
6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.

[ESPOSO]
7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por las gamas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor hasta que él quiera.

 

[ESPOSA]
8 ¡La voz de mi amado! He aquí él viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados.
9 Mi amado es semejante al gamo, o al cabrito de los ciervos. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas, mostrándose por las rejas.
10 Mi amado habló, y me dijo: "Levántate, oh compañera mía, hermosa mía, y vente.
11 Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue;
12 se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción es venido, y en nuestra tierra se ha oído la voz de la tórtola;
13 la higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; levántate, oh compañera mía, hermosa mía, y vente.
14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de la escalera, muéstrame tu vista, hazme oír tu voz; porque tu voz es dulce, y tu vista hermosa".

 

 

 

 

[ESPOSA]
15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne.
16 Mi amado es mío, y yo suya; el apacienta entre lirios.
17 Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; sé semejante al gamo, o al cabrito de los ciervos, sobre los montes de Beter.

 

 

CAPÍTULO 3

[ESPOSA]
1 Por las noches busqué en mi cama al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.
2 Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé.
3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
4 Pasando de ellos un poco, hallé luego al que mi alma ama; trabé de él, y no lo dejé, hasta que lo metí en casa de mi madre, y en la cámara de la que me dio a luz.

5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por las gamas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que él quiera.

Capítulo IV
ESPOSO
¡O cómo eres hermosa, dulce amada!
y tus ojos son bellos y graciosos,
como de una paloma muy preciada,
entre esos tus copetes tan hermosos.
tu cabello parece una manada
de cabras, y cabritos, que gozosos
del monte Galaad vienen bajando,
el pelo todo liso y relumbrando.
Los tus hermosos dientes parecían
un rebaño de ovejas muy preciado,
las cuales de bañarse ya venían
del río, el vellón viejo trasquilado;
tan blancas, tan parejas, que se vían
paciendo por el campo y por el prado.
Estéril entre todas no la había,
dos cordericos cada cual traía.
Hilo de carmesí bello, y polido
son tus labios; y tu hablar gracioso.
Tus mejillas a mí me han parecido
un casco de granada muy hermoso;
y aquese blanco cuello, liso, erguido,
castillo de David fuerte, y vistoso:
mil escudos en él están colgados,
las armas de los fuertes y estimados.
Los tus pechos dos blancos cabritillos
parecen, y mellizos, que paciendo
están entre violetas ternecillos,
en medio de las flores rebullendo.
Mientras las sombras de aquellos cerrillos
huyen, y el dia viene reluciendo,
voy al Monte de Mirra, y al Collado
del incienso a cogerle muy preciado .
Del todo eres hermosa, amiga mía,
no tiene falta alguna tu hermosura:
del Líbano desciende, mi alegría,
vente para mí, y esa espesura
de Hermón, y de Amaná, que te tenía,
dejayla de seguir, que es muy escura,
donde se crían onzas y leones
en las escuras cuevas y rincones.
¡El corazón, Esposa, me has robado
en una sola vez que me miraste;
con el sartal del cuello le has atado;
¡cuán dulce es el amor, con que me amaste!
Más sabroso que el vino muy preciado.
¡Oh cuán süave olor, que derramaste!
panal están tus labios destilando,
y en leche y miel tu lengua está nadando.
Tu vestido y arreo tan preciado
en su olor al del Líbano parece.
Eres un huerto hermoso y bien cercado,
que ninguno le daña ni le empece;
fuente sellada, que el que la ha gustado,
en el tu dulce amor luego enternece;
jardín todo plantado de granados
de juncia, mirra, y nardos muy preciados.
Donde también el azafrán se cría,
canela, y cinamomo muy gracioso,
y toda suavidad de especería;
linálöe con todo lo oloroso.
Fuente eres de los huertos, alma mía,
pozo de vivas aguas muy sabroso,
que del Líbano bajan sosegadas,
y en este pozo están muy reposadas.
Sus, vuela, cierzo; ea, no parezcas
por mi hermoso huerto, que he temor, [S. Juan, estr.28, v. 136 y ss.]
que con tu dura fuerza me le empezcas,
llevándome mis frutos y mi flor.
Ven, ábrego, que ablandes y enternezcas
mis plantas, y derrames el su olor.
ESPOSA
Venga al su huerto y coja sus manzanas, [S. Juan, estr.29, v.141 y ss.]
mi amado, y comerá las muy tempranas.

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CAPÍTULO 4

[ESPOSO]
1 He aquí que tú eres hermosa, oh compañera mía, he aquí que tú eres hermosa; tus ojos entre tus guedejas como de paloma; tus cabellos como manada de cabras, que se muestran desde el monte de Galaad.
2 Tus dientes, como manadas de trasquiladas ovejas, que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y ninguna entre ellas estéril.
3 Tus labios, como un hilo de grana, y tu habla hermosa; tus sienes, como cachos de granada a la parte adentro de tus guedejas.
4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para enseñar; mil escudos están colgados de ella, todos escudos de valientes.
5 Tus dos pechos, como dos cabritos mellizos de gama, que son apacentados entre los lirios.
6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, y al collado del incienso.
7 Toda tú eres hermosa, oh compañera mía y en ti no hay mancha.
8 Conmigo del Líbano, oh esposa, conmigo vendrás del Líbano; mirarás desde la cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermón; desde las guaridas de los leones, desde los montes de los tigres.
9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has preso mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de tu cuello.
10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!
11 Panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.
12 Huerto cerrado eres, oh hermana, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada.
13 Tus renuevos paraíso de granados, con frutos suaves, de alcanfor y nardos,
14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias.
15 Fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano.
16 Levántate, aquilón, y ven, Austro; sopla mi huerto, despréndanse sus aromas.

[ESPOSA]

Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta.

Capítulo VI
ESPOSA
Mi amado al huerto suyo ha descendido,
a las eras de plantas olorosas:
su ganado en mi huerto le ha metido,
a apacentarlo allí y a coger rosas.
A sólo aquel mi amado he yo querido,
y el a mí sola también entre sus cosas:
el mi querido es solo entre pastores,
que el ganado apacienta entre mil flores.

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CAPÍTULO 6

[ESPOSA]

2 Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, para apacentar en los huertos, y para coger los lirios.

3 Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; el apacienta entre los lirios.

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ESPOSA
No sé cómo me pude ir tan ligera,
que mí alma allá en un punto me pusiera.
Carros de Aminadab muy presurosos [S. Juan, estr.40, v.197]
los mis ligeros pasos parecían;
y los que me miraban, deseosos
de verme, “Oh Sulamita, me decían:
Vuelve, vuelve esos ojos tan graciosos,
ten tus ligeros pies, que ansí corrían”
Decía Sulamita: “¿qué mirastes,
que como un escuadrón os adornastes?”

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[ESPOSA]

12 No se; mi alma me ha hecho devolver como los carros de Aminadab.
13 Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Como una multitud de tabernáculos.

Capítulo VIII
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ESPOSA
Allí te desperté so aquel manzano, [S. Juan, estr.29, v.141 y ss.]
adonde te parió tu madre amada;
allí sintió el dolor, que no fue vano.
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ESPOSO
Estando tú en el huerto, amada Esposa,
y nuestros compañeros escuchando,
haz que oya yo tu voz dulce y graciosa,
que al tu querido Esposo está llamando.
ESPOSA
Ven presto, amigo mío, que tu Esposa
te espera; ven corriendo, ven saltando,
como cabras, o corzos corredores,
sobre los montes altos y de olores.


Finis hujus operis

CAPÍTULO 8

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[ESPOSA]

5 Debajo de un manzano te desperté; allí tuvo tu madre dolores, allí tuvo dolores la que te dio a luz.

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[ESPOSO]

13 Oh tú la que moras en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; házmela oír.

[ESPOSA]
14 Corre, amado mío; y sé semejante al gamo, o al cervatillo, a las montañas de las especias.