REY DE ARTIEDA: A UNA DAMA BIZCA
Viendo la redondez del hemisferio
y que un gobierno sólo no bastara,
dividieron el cetro y la tiara
y en dos partes partieron el imperio.
Este partir, que no fue sin misterio, 5
hermosísima bizca, nos declara
la perfición que Dios puso en tu cara
ocupada en diverso ministerio.
Que así como en el mundo fue decente
para tener los súbditos delante 10
repartir las provincias y la gente,
así, señora, es bien que en un instante
con el un ojo mires a poniente
y con el otro mires a levante.
Discursos, epístolas y epigramas
de Artemidoro (1605), fol. 103v.
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LOPE DE VEGA: A LAS OJERAS DE
UNA DAMA: Soneto 43
Ojos, por quien llamé dichoso al día
en que nací, para morir por veros,
que por salir de noche a ser luceros,
cercáis de azul la luz que al sol envía;
hermosos ojos, que del alma mía
un inmortal engaste pienso haceros
de envidia del safir, que por quereros,
entre cristal y rosa el cielo cría;
agora sí, que vuestras luces bellas
son de mi noche celestial consuelo,
pues en azul engaste vengo a vellas.
Agora sí, que sois la luz del suelo,
agora sí, que sois, ojos estrellas,
que estáis en campo azul, color de cielo.
Rimas (1602)
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